La Avenida
Bolívar ha sido el espacio de prueba de muchos de los cambios físicos y
sociales que han modificado las dinámicas de la ciudad y trazado su futuro. Hoy
la avenida es una colección de propuestas a medio terminar, un proyecto que
resolvió los aspectos funcionales: la vía automotriz, el sistema de drenajes,
los equipamientos metropolitanos, etc., pero que olvidó en la siguiente etapa
la incorporación de estas funciones al tejido urbano, olvidó la construcción de
espacios ciudadanos. Así la acumulación de espacios residuales, funciones,
patios traseros y pavimentos abandonados.
Por esto, no se
trata de construir más o menos metros cuadrados, de lo que se trata es de
construir lazos, construir comunidad para después construir ciudad. Proponemos
una serie de acciones que comienzan como actividades simples, a medida que se
logran consolidar nuevos vínculos entre los habitantes del complejo
habitacional estas acciones se complejizan y construyen nuevos espacios y
nuevas conexiones. Queremos establecer relaciones de identidad: identidad entre
los habitantes para con la comunidad, identidad de la comunidad con el
territorio e identidad de la ciudad con la avenida. El objetivo, de esta
manera, es crear comunidad, y el esfuerzo se centra en mecanismos que generen
este sentido de pertenencia, luego los modos y costumbres darán como resultado
la transformación del territorio, en un lugar útil para la comunidad y la
ciudad y no una imposición indiferente desde la planificación.
El proyecto se
construye a través de la acumulación de objetos simples, que con una primera
guía se convierten en objetos sugerentes. En la medida que la participación
aumenta, lo posible es cada vez más ambicioso y demanda a su vez más ayuda,
formando un círculo virtuoso que promueve la participación y relaciones.
El trabajo es
generar este proceso, para ello comenzamos con el juego, lo lúdico y efímero,
para generar interés y a partir de allí dejar que la comunidad genere sus
propias situaciones.